Sunday, March 16

Rissaga.


Apenas recuerdo nada de aquel largo y estrecho, cual ría, puerto. Tan sólo vagas imágenes de horas pasadas esperando que el barco llegara, atracara y volviéramos. Entre tanto, los paseos por el muelle, la rissaga, las callejuelas estrechas y la brisa llenaban todas las aspiraciones que le pudieran quedar a un viaje por terminar.

Y, sin embargo, a pesar de todo, te amé como un estúpido - porque no se puede amar de otra forma - y decidí que allí quería terminar mis días. Aunque yo, poco convencido de mis promesas, tampoco esperaba incumplirla de una manera tan flagrante. Apenas dos días más tarde deseché la idea inicial y me olvidé de Ciutadella. Supongo que dejé de quererte - tanto - cuando conocí a la otra, a Maó.