Recorrí con toda la parsimonia que mi miedo me permetía aquellas calles lóbregas del centro de la ciudad. Mi silueta se dibujó con mi sombra al pasar bajo la única farola que quería encenderse aquella noche.
Paso a paso me iba alejando de la farola, sin dejar de contemplar aquella sombra que se proyectaba sobre el suelo y que esbozaba una figura mucho más decimonónica de lo que era habitual en mí.
Al salir de aquellas callejuelas tuve que girar sobre mis pasos al verme perdido en un mar de niebla y risas ajenas. ¿No era yo acaso aquel al que llamaban Harry Haller? Creí serlo cuando, tras otra vuelta sobre mí mismo, perdí la consciencia del lugar y del tiempo y allí, con mi eventual disfraz, sentí dentro de mí el aroma de un viejo lobo estepario incapaz de bailar Fox-Trot.
El miedo de perecer por el camino entre burlas y alcohol me obligó a apresurarme en mi regreso a casa tras aquel ligero y efímero bailoteo con el destino. La verdad es que, a día de hoy, no recuerdo todavía qué ocurrió aquella noche de carnaval en los lindes de Sant Jaume cuando me perdí y, sin rumbo, me condené a vagar por mares ingrávidos.
Supongo que todo aquello fue menos dramático de lo que parece, pero, al parecer, me descubrí en la cama, la mañana siguiente sin apenas un rasguño, con el traje doblado sobre la silla y la cabeza en calma. Luego, creí vislumbrar en el aire algo que me insinuó que mucho había olvidado y que más aún me convenía recordar.
Teatro mágico.
---Entrada no para cualquiera.
------No para cualquiera.
¡Sólo... para... lo... cos!
Paso a paso me iba alejando de la farola, sin dejar de contemplar aquella sombra que se proyectaba sobre el suelo y que esbozaba una figura mucho más decimonónica de lo que era habitual en mí.
Al salir de aquellas callejuelas tuve que girar sobre mis pasos al verme perdido en un mar de niebla y risas ajenas. ¿No era yo acaso aquel al que llamaban Harry Haller? Creí serlo cuando, tras otra vuelta sobre mí mismo, perdí la consciencia del lugar y del tiempo y allí, con mi eventual disfraz, sentí dentro de mí el aroma de un viejo lobo estepario incapaz de bailar Fox-Trot.
El miedo de perecer por el camino entre burlas y alcohol me obligó a apresurarme en mi regreso a casa tras aquel ligero y efímero bailoteo con el destino. La verdad es que, a día de hoy, no recuerdo todavía qué ocurrió aquella noche de carnaval en los lindes de Sant Jaume cuando me perdí y, sin rumbo, me condené a vagar por mares ingrávidos.
Supongo que todo aquello fue menos dramático de lo que parece, pero, al parecer, me descubrí en la cama, la mañana siguiente sin apenas un rasguño, con el traje doblado sobre la silla y la cabeza en calma. Luego, creí vislumbrar en el aire algo que me insinuó que mucho había olvidado y que más aún me convenía recordar.
Teatro mágico.
---Entrada no para cualquiera.
------No para cualquiera.
¡Sólo... para... lo... cos!
2 comments:
Seguramente te bajó la regla. :D
Saludos brujos! Loola.
"teatro mágico" es un epíteto.
=)
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